11

F. de venc.

Puedo imaginar tres días de amor sin escrúpulos, sin el señor que viene y golpea el hombro con que esto sí, esto no. Puedo poner mi mano en tu mano, contar los labios de tu boca con mis dientes, mis espejos. Puedo conversar con las ideas que tengo de vos, pintarte de color rosado, teñir el cuarto de tus olores, de tus preguntas. Puedo estudiarte en mis ratos libres, y liberar mis ratos para aprenderte. Puedo poner un terrón de azúcar sobre tus ojos, escapar de la duda y encontrar las partes que quiero de vos. Puedo acariciarte en mitad de la noche, y no proyectar un futuro juntos en el que te dormís. Hacer oídos sordos, despreocuparme por tus ideas políticas, porque hagas chistes malos, o porque festejes en demasía los míos. Te puedo decir todo lo que pienso-siento-veo-idealizo-reflejo en vos. Darte el abrazo que quiero recibir, besarte como si fuera la millón quinientas mil ochocientas veces que lo hago. Puedo todo eso y mucho más, porque sé que tengo el privilegio de saber cuándo esta historia de amor va a terminar.

(Nos quedan tan pocos días)

Deja un comentario